Biden aunque gane, pierde

En caso de que efectivamente el Partido Republicano mantenga la mayoría en el Senado, es altamente probable que Mitch McConnell, líder de los senadores republicanos y un conocido simpatizante de Donald Trump, dedique los siguientes dos años a bloquear todo proyecto legislativo demócrata.

Carlos Constantino, Estudiante de tercer semestre de Contabilidad

La muy anunciada blue wave jamás llegó. Después de meses de protestas callejeras, robos a tiendas y destrucción de propiedad privada, infinidad de cadenas en redes sociales, declaraciones de actores políticos y sociales, titulares en medios de comunicación y encuestas aparentemente aplastantes, todo indicaba que los demócratas no solo tomarían la Casa Blanca, sino que ampliarían su mayoría en la Cámara de Representantes, retomarían el Senado y ganarían las gubernaturas y congresos locales de la mayoría de los estados en disputa. Nada más alejado de la realidad. Una vez más ésta nos toma desprevenidos y nos restriega en la cara que no todo es a como se ve a través de una pantalla.

Tal como sucedió en 2016, las encuestas se equivocaron. Millones de silenciosos votantes republicanos salieron a votar el pasado 3 de noviembre, otorgando a Donald Trump (según los resultados preliminares) 70 millones de votos populares, 4 millones más que en 2016, y convirtiéndolo en el tercer candidato más votado de la historia electoral de Estados Unidos. Sin embargo, todo indica que esto no fue suficiente, ya que Joe Biden se hizo (según los resultados preliminares) de 80 millones de votos populares y el título del candidato más votado de la historia de ese país. Independientemente de cómo resulte la disputa por el ejecutivo federal, el aún presidente Donald Trump no era la única carta del Partido Republicano durante estas elecciones.

Contrario a lo que vaticinaban las encuestas, los republicanos han conseguido hasta el momento una ganancia neta de cinco asientos en la Cámara de Representantes, a pesar de que esta sigue siendo de mayoría demócrata. En cuanto a la distribución del Senado, faltando solo dos asientos por definirse, los republicanos cuentan con 50 escaños, los demócratas con 46 y dos más pertenecen a los únicos senadores independientes de la cámara: Bernie Sanders de Vermont y Angus King de Maine (ambos suelen votar a favor del Partido Demócrata). Los dos asientos faltantes pertenecen al estado de Georgia y serán votados en enero, ya que durante la elección de principios de este mes ningún candidato logró obtener el 50% de los votos. El panorama se muestra favorable para los republicanos, quienes solo necesitan ganar uno de los asientos restantes para asegurar la mayoría. Cabe recordar que Georgia es un estado cuyos senadores han sido todos republicanos desde 2002. Sin embargo, no todo está perdido para los demócratas. En caso de que se confirme la más que probable victoria de Joe Biden, los demócratas acreditarían la mayoría, obteniendo ambos asientos en disputa. Esto sería posible gracias a que, según la constitución, el ocupante de la vicepresidencia es también quien preside el Senado, por tanto, Kamala Harris se convertiría en la presidente del Senado y podría actuar como “rompe-empates”.

En caso de que efectivamente el Partido Republicano mantenga la mayoría en el Senado, es altamente probable que Mitch McConnell, líder de los senadores republicanos y un conocido simpatizante de Donald Trump, dedique los siguientes dos años a bloquear todo proyecto legislativo demócrata. Además, no hay que olvidar que seis de los nueve justices de la, en teoría apartidista, Suprema Corte de Justicia. tienen tendencia conservadora, hecho que igualmente jugará en contra del virtual-presidente-electo Joe Biden.

Dejando de lado los resultados federales, las elecciones estatales también dejaron mucho que desear para el Partido Demócrata. Lejos de lo anunciado por las encuestas y los medios de comunicación, ocho de las once gubernaturas disputadas durante la elección pasada fueron favorables para los republicanos, quienes, además, arrebataron la gubernatura de Montana a los demócratas. En consecuencia, tenemos un saldo total de 27 gobernadores republicanos contra 23 gobernadores demócratas.

En cuanto a la rama legislativa estatal, la reciente elección dejó un total de 29 legislaturas republicanas, 19 demócratas y dos más divididas entre ambos partidos políticos. Estos resultados son especialmente importantes en este momento, ya que el próximo año comenzará el proceso de redefinición de distritos electorales, tarea que en la mayoría de los estados es responsabilidad del congreso estatal. La historia nos ha enseñado que los trazos de los distritos pueden favorecer injustamente a un partido u otro. Se conoce como Gerrymandering a esta práctica: trazar estratégicamente los distritos de manera que se garantice el éxito de un partido en específico. Es de esperarse que las legislaturas controladas por cada partido hagan uso de esta práctica a su favor. En consecuencia, es probable que muchos distritos tengan una injusta ventaja republicana durante los próximos diez años, hasta que se lleve a cabo el siguiente redistriting en 2031. De cumplirse esto, el Partido Republicano podría tomar la Cámara de Representantes en las elecciones intermedias de 2022, dificultando mucho más las cosas para Joe Biden.

En definitiva, los siguientes meses estarán llenos de noticias sobre las batallas legales y judiciales que terminarán por definir la elección. Por el momento, todo indica que, aunque no lo parezca a simple vista, los grandes perdedores de este ciclo electoral fueron los demócratas.

Como dato extra: no es descabellado pensar que Donald Trump, o algún miembro de su familia, se presente como candidato a la presidencia en 2024. Se vienen años interesantes en la vida política del país más poderoso del mundo. A la larga podremos apreciar los efectos que esto tendrá a nivel internacional.

Crédito de la imagen: https://www.pexels.com/search/joe%20biden/

Referencias:

Las opiniones aquí expresadas son exclusivas de su autor/autora y no representan la ideología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del mismo, el Departamento de Economía, así como a la Sociedad de Alumnos de Licenciado en Economía.

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