Es momento de que las cifras nos pesen: reflexiones sobre el 25 de noviembre y la normalización de la violencia de género

Vivimos una naturalización de la violencia en el plano mediático, donde las cifras de violencia de género ya no nos impactan o las visualizamos lejanas a nosotros. Pero también vivimos la normalización (y hasta a veces la normatividad) de la violencia de género en un plano intangible, tendemos a pensar que a falta de signos o evidencia física de maltrato, la violencia no está ahí. 

Marina Román Cantú
Directora general de la GE y estudiante de 7° semestre de la Licenciatura en Economía

Hoy hace 61 años, las hermanas Mirabal fueron asesinadas por luchar por sus derechos en contra del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo y fue en 1999 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Las hermanas Mirabal fueron asesinadas por ser mujeres y activistas, fenómeno cercano a la realidad actual en México; tan solo hace unas semanas asesinaron a la activista trans Alicia Díaz en Ensenada.

Vivimos una naturalización de la violencia en el plano mediático, donde las cifras de violencia de género ya no nos impactan o las visualizamos lejanas a nosotros. Pero también vivimos la normalización (y hasta a veces la normatividad) de la violencia de género en un plano intangible, tendemos a pensar que a falta de signos o evidencia física de maltrato, la violencia no está ahí. 

De acuerdo con el sociólogo Johan Galtung, la violencia representa un fenómeno tridimensional en los conflictos sociales. Usualmente cuando hablamos de violencia de género solemos referirnos a la violencia directa, aquella que deja rastros visibles y se concreta en comportamiento. Sin embargo, pocas veces hablamos sobre las violencias estructurales y culturales. La primera se basa en el conjunto de estructuras que refutan la satisfacción de necesidades. Por ejemplo, una coyuntura entre la violencia estructural y el género es cómo las mujeres y niñas están más expuestas a sufrir pobreza económica en todo el mundo (Amnistía Internacional, 2020). Por esto, las y los sociólogos se refieren a conceptos como la feminización de la pobreza, dado que esta existe a raíz de las brechas basadas en género y estas mismas brechas generan, a su vez, más pobreza. Por el otro lado, la violencia cultural da pauta a un marco legitimador de estas transgresiones; ejemplo de esto son las ideologías sobre roles de género que truncan vidas académicas y profesionales de niñas y adolescentes, lo que inherentemente impide su movilidad y desarrollo económico. 

La naturalización de la violencia de género no es un fenómeno nuevo. Fue a partir de la realización en la década de los 70s, cuando se dejó de ver a la violencia doméstica como casos aislados, que se acuñó el lema de la segunda ola del feminismo “lo personal es político”. Porque se vuelve político en el momento que las vivencias personales de las mujeres en referencia a la violencia están respaldadas por un mecanismo social que perpetúa estas vulneraciones. Lo personal es político, porque lo que se pensaba que eran asuntos que se debían resolver “en pareja” estaban pasando en miles de hogares a la vez. 

Las cifras de violencia de género las conocemos y por si vives en un México distinto al mío, te las repito. La Organización Mundial de la Salud estima que el 66.1% de las mujeres mexicanas mayores a 18 años ha vivido un tipo de esta violencia, desde acoso, agresiones verbales, físicas o psicológicas, violación hasta feminicidio y se considera que las cifras de este último han aumentado un 7.1% (El País, 2021) durante los primeros cinco meses de este año debido al confinamiento. No obstante, no se tienen números certeros al respecto porque aunque los causales de feminicidio existen, los gobiernos estatales prefieren categorizarlos como homicidios dolosos para que sus cifras de violencia de género no se “inflen”. 

Si bien el indicador de la CEPAL establece que 2 de cada 3 de los feminicidas tienden a ser la pareja o ex-pareja de la víctima, yo me pregunto, ¿qué nos está pasando de manera sistémica para que un hombre pueda sentir el derecho y la pertenencia sobre una mujer, para capturarla en la vía pública, agredirla sexualmente y matarla? Si se trata o no de los mandatos sociales establecidos por una masculinidad hegemónica es cuestión de otra discusión. 

Para justificar la alza en feminicidios de los últimos tres años durante el mandato de Obrador, él mencionó que estos han aumentado porque los feminicidios se tipifican desde su llegada a la presidencia; cuando es desde el 2007, en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que ya se hablaba de la “violencia feminicida”. Las mujeres en México vivimos en una irónica dicotomía donde la violencia se infiltra en el día a día y la damos por sentado, pero a la vez se invisibiliza dado que seguimos sin cifras gubernamentales oficiales; se siente como una excelente maniobra de gaslighting por parte del Estado. Ya basta de botones de emergencia, campañas para contar hasta diez y toques de queda como iniciativas para “proteger” a las mujeres. 

Es momento de que las cifras nos pesen, no solo porque son críticas e impactantes, sino porque detrás de ellas existe toda una escalera de violencia que todavía no llegamos a dimensionar, que refleja la realidad de las mujeres mexicanas. Dicha realidad compila todas esas conductas que malamente llamamos microagresiones; que de “micro” no tienen nada porque llegan en oleadas, las cuales tenemos tan naturalizadas que nunca llegan a ser cuantificadas en las cifras. Es momento de que las cifras nos pesen porque no se puede pensar en políticas públicas de seguridad sin obviar el hecho de que más de 10 mujeres al día mueren por feminicidio (Forbes, 2021). Es momento de que las cifras nos pesen porque las mujeres mexicanas enfrentan una guerra silenciosa de la que muy pocas personas están hablando. 

Es momento de que las cifras nos pesen por la mera realización de que las cifras no nos dicen nada, son solo la punta del iceberg de las vivencias diarias de las mujeres mexicanas. 

Créditos de la imagen: ONU Mujeres

Bibliografía

[1] AMLO dice que clasificación de feminicidio inició en su gobierno, pero desde 2012 está en Código Penal. (2021). Consultado el 24 de noviembre del 2021, desde https://www.animalpolitico.com/2021/07/aumento-feminicidios-clasificacion-4t-amlo/

[2] El País. (2021). Los feminicidios en México aumentan un 7,1% en los cinco primeros meses de 2021. Consultado el 24 de noviembre del 2021, desde  https://elpais.com/mexico/2021-06-28/los-feminicidios-en-mexico-aumentan-un-71-en-los-cinco-primeros-meses-de-2021.html

[3]España, A. (2020). La pobreza tiene género. Consultado el 24 de noviembre del 2021, desde https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/la-pobreza-tiene-genero/

[4] Naciones Unidas. (2021). Antecedentes | Naciones Unidas. Consultado el 24 de noviembre del 2021, desde https://www.un.org/es/observances/ending-violence-against-women-day/background

[5] Rita Segato: “La violencia de género es la primera escuela de todas las otras formas de violencia”. (2019). Consultado el 24 de noviembre del 2021, desde  https://ladiaria.com.uy/feminismos/articulo/2019/7/rita-segato-la-violencia-de-genero-es-la-primera-escuela-de-todas-las-otras-formas-de-violencia/

[6]Staff, F. (2021). Más de 10 mujeres al día son asesinadas en México. Consultado el 24 de noviembre del 2021, desde  https://www.forbes.com.mx/mas-de-10-mujeres-al-dia-son-asesinadas-en-mexico/

Las opiniones aquí vertidas son exclusivas de su autor/autora, y no representan la ideología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, ni del Consejo Editorial de la Gaceta Económica.

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