Las dos caras del (dizque) progresismo en México

Raúl Castañeda Escamilla

Estudiante de Derecho, 3° Semestre

El pasado 3 de octubre Samuel García tomó protesta como gobernador constitucional de Nuevo León. Después de una agitada campaña electoral, el emecista se llevó la victoria. Fue con la promoción de ideas “jóvenes” e “innovadoras” que Samuel se ganó a la mayoría del electorado del estado.

Para dar contexto, la jornada electoral en la entidad estuvo muy marcada por ciertos cuestionamientos, por ejemplo: ¿Cuál es el papel que el nuevo gobernador tomaría respecto a la federación y a la administración federal actual? Desde administraciones pasadas, Nuevo León ya contaba con finanzas apretadas, y un gobierno centralista como el del presidente de la república traía dudas a los votantes sobre el futuro del estado. 

Entre las principales estrategias electorales, los candidatos parecieron encontrar en los votantes neoloneses un cierto desapego al presidente y el gobierno federal, por lo que una de las últimas cosas que buscaban, dentro de la clásica guerrilla electoral, era verse involucrados de cualquier manera con el presidente. Se podría decir que Samuel García fue el candidato más atacado en ese sentido, después de Clara Luz Flores, candidata por Morena. Se criticaba a García por apoyar al presidente por medio de sus discursos y de sus votaciones en el Congreso. Tal parecía que el electorado empezaba a asociar las ideas de Samuel con las del presidente.

Las ideas “jóvenes” y el discurso presentado por Samuel y Movimiento Ciudadano normalmente terminan siendo catalogadas como progresistas, por lo que, siendo la izquierda una insignia del presidente ¿hacia qué es el descontento de los neoloneses? El sistema partidista en el que se desarrolla la política mexicana ha funcionado en sustitución del espectro político, por lo que se ha reemplazado a las ideas tradicionales de izquierda y de derecha por un partidismo.

Tanto MC como Samuel García han tratado de separar las ideas de sus partidos opositores, y se han presentado como una tercera y mejorada opción; se alejan del conservadurismo del PAN y de los políticos más antiguos del PRI con políticas de tipo neoliberal. Con el fin de mostrarse como jóvenes, aparte de sus supuestos principios, se ha visto muy empático a MC y Samuel con los actuales movimientos sociales, en su mayoría, denominados como progresistas: grupos feministas, LGBTQ+, etc.

Por un lado, López Obrador, optó por un progresismo –si es que le podemos llamar así– a medias, ya que no veo cómo llamar de “izquierda” a un presidente de esta época que apueste por combustibles fósiles, se proclame enemigo de la prensa libre, falle en comprender muchas de las causas de género actuales, y se abstenga deliberadamente de dar su opinión respecto a temas controversiales de la agenda progresista, como el aborto o los matrimonios igualitarios. Sin embargo, termina por compensar la etiqueta con sus diferentes programas sociales y su aproximación al ámbito económico del país.

Por otro lado, Samuel ha optado por un modelo sumamente liberal para la economía del estado, al grado de negociar inversiones extranjeras desde antes de que iniciara su mandato. Si bien es verdad que Samuel nunca se ha identificado expresamente con la izquierda, al menos su apoyo a movimientos e ideas progresistas, la distinción que hace entre “ideas viejas” o una “vieja política”, y las suyas conducen al votante hacia cierto lado que ciertamente no es la derecha pero, ¿entonces qué es?

Es entonces cuando se puede ver dos caras muy diferentes del progresismo y, probablemente, el estado de la fallida o inexistente izquierda en el país. ¿Qué le “caía mal” a Nuevo León, el personaje o sus ideas? Propongo el concepto de la “izquierda inexistente”, pues ninguno de estos dos personajes, por más que se mostraran como opciones en contra de los políticos “conservadores” –en el caso del presidente– o de “la vieja política” –en el caso de Samuel–, terminan por posicionarse en la izquierda. Sin embargo, parece ser que aún así ambos cargan con la insignia del progresismo, de “la opción diferente”, “lo diferente al status quo”. Mismo que parece alimentar la percepción social que se tiene sobre ellos.

Entonces, un sistema de este tipo logra que el ciudadano se aleje cada vez más de los principios y valores políticos que lo caracterizaban y se apegue más a un fanatismo partidista, lo cual probablemente hará más difícil, sino imposible, posicionar a un político dentro de un espectro. La comparación entre estos personajes se origina en la similitud de los procesos por los cuales llegaron al poder. Ambos jugaron a banalizar la política y ganaron: un “show” simple, sencillo y fácil de entender. Es difícil creer que esta estrategia no persistirá durante el sexenio, pues bien a eso juega el presidente todas las mañanas siendo el propio vocero de su gobierno; por su parte, Samuel García ha adoptado algo similar con sus “Nuevo León informa”.

En suma, mientras más se aleja a la sociedad de los ideales y valores políticos, esta se acerca más a intereses particulares que, como fue el caso de la clase media moderna, resultan ser incompatibles. ¿Te consideras del Nuevo Nuevo León? ¿Eres parte de la transformación? Ambos conceptos identitarios están ligados a un conjunto de intereses particulares que, en campaña al menos, funcionaron igual y lograron lo mismo.

Entonces, la oposición en los Congresos, tanto locales como el de la Unión, funciona como  un contrapeso total  –de forma negativa– sin dejar espacio al análisis real de una propuesta posiblemente benéfica. El Congreso, evidentemente, debe significar un contrapeso, pero no uno ciego que termine por seccionar a la sociedad entre “qué municipio suele votar por qué partido”, y entonces se forme una afiliación ciega e ignorante sobre lo que ocurre realmente en las grandes decisiones del país.

Crédito de la imagen destacada a Ángulo7: https://www.angulo7.com.mx/2021/07/04/amlo-y-samuel-garcia-gobernador-electo-de-nl-se-reuniran/

Las opiniones aquí vertidas son exclusivas de su autor/autora, y no representan la ideología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, ni del Consejo Editorial de la Gaceta Económica.

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