Gobierno mexicano al rescate: caso Fobaproa, ¿bueno o malo?

¿Fue correcto el rescate financiero del gobierno mexicano a los bancos durante la crisis de 1994?

Ricardo Gil Estrada
Estudiante de Economía, 7º semestre

No hay duda que una crisis económica implica el deterioro total de una economía que se traduce principalmente en menores tasas de crecimiento económico, mayor desempleo e incertidumbre tanto para el presente como al futuro inmediato. Por lo anterior, sobra decir que un rescate financiero implicaría un gasto fuerte a una ya dañada economía. Existen muchos ejemplos de rescate financieros. Sin embargo, hay uno que hasta el día de hoy ha dejado huella en el mexicano y que el solo hecho de recordar su palabra específica desbloquea recuerdos no muy gratos, efectivamente hablo del rescate que incluye el Fobaproa (Fondo Bancario de Protección al Ahorro).

Primeramente, es necesario dejar en claro cómo se llegó a tal situación. Es pertinente recordar que a inicios de los años noventa México vivía un contexto de liberalización económica y privatizaciones. Con lo anterior en mente, Becerra (1999) señala que el encadenamiento de los hechos fue el siguiente: 

“Los bancos son vendidos a altísimos precios que serían, según Salinas, la prueba irrecusable del éxito de la privatización; a cambio se permitió que los bancos fueran comprados mediante operaciones cruzadas, con préstamos del propio gobierno y en ocasiones sin cuidar la cabal honestidad del comprador; también se decidió que la ley que los regularía fuera muy débil, y en esas condiciones, los banqueros dieron rienda suelta a un crecimiento del crédito altamente riesgoso y al final insostenible. Todo esto creó el problema. La única palanca que quedaba disponible si el problema estallaba era el Fobaproa.”

Es pertinente dejar en claro que los rescates financieros son indispensables en contextos de crisis. De acuerdo con Enrique Cárdenas (2012), para el caso del Fobaproa el punto central del rescate era que los ahorradores no perdieran su dinero y que los bancos honraran sus obligaciones. De esta manera, se evitaría una corrida de pánico y que estos sacaran sus recursos de forma masiva, siendo para Cárdenas un proceso indispensable, pero exitoso. No obstante, se estima que el rescate costó 14.5% del PIB, el cual 60% fue con recursos de la federación a través de los impuestos. 

Si bien, no debe de quedar duda que en ocasiones el rescate era necesario, siempre quedarán razones para estar en contra de este. No es sano para ningún sistema económico el abusar del riesgo moral como lo hizo el presente caso con el exceso de crédito y esperar que sea rescatado al final de la historia. Lo anterior es premiar la corrupción y las malas prácticas financieras. Lo indispensable no es la solución sino la prevención. Por ejemplo, esa crisis se pudo haber aligerado sustancialmente si hubiera un marco regulatorio más estricto y no tan laxo como el que se caracterizó en la administración del expresidente Salinas. 

Como punto final, pensar en un rescate como algo dañino para la economía en la que sólo se “beneficia” a unos cuantos por encima de otros suele ser un ejercicio que solamente generará discusiones sin sentido. Lo importante es recordar que el rescate al sistema bancario comprende no solo a los accionistas sino a todos los ahorradores. La discusión no debe de girar en torno a las consecuencias del rescate, sino a la anticipación del mismo. El pecado no está en el rescate, sino en las acciones que llevaron a que se cargara con tal penitencia.

Referencias

Imagen: https://www.puntoporpunto.com/noticias/politica/crisis-de-1982-y-de-1994-95-fobaproa-y-deuda-publica-distan-de-la-actual-analistas/

Becerra, R. (1999). Rescate de la deuda bancaria en México. América Latina Hoy, 22. https://doi.org/10.14201/alh.2674

“El Fobaproa era indispensable”. (12 de noviembre del 2012). Expansión. Recuperado de https://expansion.mx/expansion/2013/02/14/el-fobaproa-era-indispensable

Las opiniones aquí vertidas son exclusivas de su autor/autora, y no representan la ideología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, ni del Consejo Editorial de la Gaceta Económica.

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