El Sufrimiento Social en tiempos de COVID

Pese al distanciamiento histórico de la pandemia, el avance de la vacuna y la disminución de muertes, la experiencia nos dejará soterrados por la avalancha del sufrimiento generalizado, causado por problemas más antiguos e intensificados.

Pedro Augusto Zarpelon,
Estudiante de Economía, 6° Semestre.

La pandemia de COVID ya pasa de un año en “vigencia” en todo el mundo. Sin duda, este fenómeno histórico por el cual estamos pasando ha traído una inmensidad de sufrimiento por su costo en vidas humanas y el cambio de la vida cotidiana como la conocíamos. Además de la incertidumbre relacionada con la salud, se sumaron la duda respecto al empleo y a los gastos. El fenómeno del COVID parece haber acentuado y visibilizado al extremo problemáticas sociales preexistentes de manera latente, que se manifiestan en su esplendor en medio del caos sanitario.

El Problema del Trabajo

Para comprender la problemática referente al trabajo en el capitalismo que hoy vivimos, es necesario definir con precisión un concepto clave: precariedad. De acuerdo con el sociólogo Julián Vejar1, la precariedad es una condición o forma de estar con la pérdida o debilitamiento de los vínculos de integración y protección social. Esta noción, trasladada al trabajo, es justamente la desconexión del trabajador con los vínculos de protección, dejándolo a merced de la relación desproveída de reglamentos sociales o jurídicos. 

El fenómeno de la precarización laboral no es novedad, y viene siendo construido desde la década de los 70; la flexibilización y recorte de derechos laborales han sido un movimiento continúo desde aquella época hasta los días actuales. En México, por ejemplo, según el reporte “México y la crisis de la COVID-19 en el mundo del trabajo: respuestas y desafíos” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)2, el subempleo venía en tendencia creciente desde el primer trimestre de 2019, llegando a representar 8.7% de la Población Económicamente Activa (PEA) en el país en el primer trimestre del año de 2020, con tendencia a la alza debido a la pandemia. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)3 en su última estimación de 2019, presentaba el dato que la economía informal aporta $ 23.00 MXN relativos a cada $ 100.00 MXN del Producto Interno Bruto (PIB).

La tendencia es el incremento y la mayor visibilidad de la precariedad, especialmente con la pandemia de COVID. Con más de 87% de los trabajadores con ingresos por debajo del salario mínimo, y alrededor de 56% de la fuerza laboral en la informalidad2, es imposible haber garantizado y garantizar cualquier protección satisfactoria ante la contingencia sanitaria. Lo que hace el fenómeno más intenso y manifiesto. Generando así sufrimiento a aquellos desproveídos de protección e integración social.

Sufrimiento Social en el Trabajo

Pese al histórico distanciamiento físico de la pandemia, el avance de la vacuna y la disminución de muertes, la experiencia nos dejará soterrados por la avalancha del sufrimiento generalizado, causado por problemas más antiguos e intensificados. El sufrimiento, un pesar individual, es moldeado por el contexto social, siendo causado por una estructura compartida que según el sociólogo Ronald Anderson4, genera la pérdida de la misma identidad humana. Tal fenómeno tiene distintos determinantes como género, etnia y estatus socioeconómico, siendo el último un factor decisivo en el incremento de la vulnerabilidad de la víctima y elemento clave para comprender la relación entre sufrimiento y trabajo.

Las sociólogas Rosangela Werlang y Jussara Mendes5 presentan una interesante recopilación entre distintos autores de la sociología clásica, que se enfoca en el estudio de las relaciones laborales. Los primeros trabajos en explorar dicho fenómeno en el campo laboral fueron las reflexiones de Dejours, quien plantea que la operacionalización del trabajo puede traer la consecuencia de disolución del colectivo, principalmente cuando esta se da a través de la desconfianza y competencia. Otro quien también dedicó parte de sus abstracciones a la temática fue Bourdieu, que trae al debate que los choques de intereses, disposiciones, estilos de vida y ambientes (como casa o trabajo) son generadores del sufrimiento, principalmente cuando la incompatibilidad es importante y no se puede lograr la integración plena. Esto amenaza así la cohesión social en cada aspecto, ya que lleva a la idea de que son necesarios sacrificios hasta la autodestrucción de aquellos individuos desintegrados parcial o totalmente.

Castel, así como Bourdieu y Dejours, trae la preocupación con la cohesión social. Él apunta a la actividad laboral como un rol social, factor de pertenencia, que es un soporte de proximidad social, generador de confianza, ya que al cumplir su rol social, el individuo cuenta con una red de protección por dicha pertenencia. La precarización es por ende, la retirada o debilitamiento del generador de confianza. Se genera así la individualidad negativa, a merced del libre acceso al trabajo, de los libres contratos, de la libertad para emprender, pero sin soporte, vínculo o reconocimiento. Es justamente este proceso de desafiliación que genera el sufrimiento social.

Todas estas reflexiones son anteriores a la pandemia de COVID, y aún así son extremadamente actuales, pues parecen reflejar la realidad laboral presente en estos momentos: el incremento de la precariedad laboral, la flexibilización, la disminución del ingreso e incluso la crisis sanitaria, sea física o mental. Aún con el fin de la pandemia de COVID, no existe ninguna garantía de mejora de las relaciones laborales, ya que estas vienen en deterioro desde antes. Queda a nosotros la reflexión sobre la resolución de esta problemática manifestada ahora, pero por tiempos latente.


Crédito de la imagen: Holzfigur por Counselling
https://pixabay.com/es/photos/holzfigur-piedras-lucha-de-la-vida-980784/

Referencias

1Julián Vejar (2014) La precariedad laboral, modernidad y modernización capitalista: Una contribución al debate desde América Latina. Trabajo y Sociedad, núm. 23, 2014, pp. 147-168
https://www.redalyc.org/pdf/3873/387334695008.pdf

2Organización Internacional del Trabajo. (2020) México y la crisis de la COVID-19 en el mundo del trabajo: respuestas y desafíos. Organización Internacional del Trabajo. Recuperado de
https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—americas/—ro-lima/—ilo-mexico/documents/publication/wcms_757364.pdf

3Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2021) Medición de la informalidad. Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Recuperado de: https://www.inegi.org.mx/temas/pibmed/

4Ronald Anderson (2013) Conceptualizing Human Pain and Suffering. In: Human Suffering and Quality of Life. SpringerBriefs in Well-Being and Quality of Life Research.
https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-94-007-7669-2_1#citeas

5 Rosangela Werlang, Jussara Mendes (2013) Sofrimento Social, Serv. Soc. Soc., São Paulo, n. 116, p. 743-768, out./dez.
https://www.scielo.br/pdf/sssoc/n116/09.pdf

Las opiniones aquí vertidas son exclusivas de su autor/autora, y no representan la ideología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, ni del Consejo Editorial de la Gaceta Económica.

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