La mujer mexicana en la informalidad: desigualdad interseccional

«La crisis del Covid-19 ha sido un recordatorio de la profunda desigualdad en el mercado laboral mexicano. No es tan solo reflejada en trabajos de escasa calidad, débiles sistemas de protección social y una alta tasa de informalidad, sino también en la disparidad de género en la empleabilidad.»


Mariajosé Montes Herrera
Estudiante de Relaciones Internacionales
6° Semestre

La informalidad se caracteriza por la actividad económica irregular que no es visible para el Estado. Esta surge y es próspera, de acuerdo con el Informe V de la Oficina Internacional del Trabajo, en un contexto de altas tasas de desempleo, subempleo, pobreza, desigualdad de género y trabajo precario.

La crisis del Covid-19 ha sido un recordatorio de la profunda desigualdad en el mercado laboral mexicano. No es tan solo reflejada en trabajos de escasa calidad, débiles sistemas de protección social y una alta tasa de informalidad, sino también en la disparidad de género en la empleabilidad. Durante el año pasado, hubo una disminución de 226 mil personas de la Población Económicamente Activa (PEA), con una Tasa de Participación Económica de 56.8% respecto a la población de 15 años y más. Dentro de este sector, las Tasas de Participación Económica de hombres y mujeres resultaron en 73.5% y 41.7% respectivamente (​INEGI,​ 2020).

El gran desempleo visto en el país durante el último año es extremadamente preocupante pues la protección tras la pérdida de un puesto de trabajo es casi inexistente. México es el único país de la Organización para la Cooperación y Desarrollo (OCDE) que carece de un sistema público de prestaciones de desempleo, esto significa que tras quedarse sin ocupación, difícilmente una persona puede prolongar la búsqueda de un nuevo puesto, orillándola a aprovechar la primera oportunidad que se le presenta, exponiéndose a aceptar empleos mal pagados, en condiciones peligrosas y sin lugar alguno para negociar su bienestar (​OCDE,​ 2020).

Al analizar la evolución del sector informal entre el primer trimestre del 2020 y junio del mismo año, se observa que los hombres redujeron su contribución un 14.2%, mientras que las mujeres se enfrentaron a una disminución de 19.6%. En el sector de la generación y distribución de electricidad, suministro de agua y gas, la participación de los hombres registró un incremento del 9.5%, mientras que las mujeres redujeron su contribución en 95.4%. Otro caso fue en el sector minero, donde a inicios del 2020 laboraban 3.7 mil mujeres, en contraste a junio del mismo año, ninguna mujer desempeñaba dicha actividad. Mientras que estos dos sectores no son los más grandes dentro de la informalidad, la disparidad vista en ellos es un comportamiento repetido en el mercado laboral mexicano (​Ruiz & Monroy,​ 2020).

Ahondando más en el caso de las mujeres, para enero de este año, solamente el 45% cuenta con un empleo remunerado, y de aquellas que trabajan, el 57% lo hace en la informalidad. La fuerte reducción de empleos informales, específicamente para las mujeres mexicanas, trae consigo graves problemas. Lo primero que pierden es su sustento de vida de forma inmediata, sin ninguna red o posibilidad de sustituir este ingreso ya que, como se mencionó anteriormente, el Estado mexicano no cuenta con mecanismos capaces de prestaciones para prolongar la búsqueda de trabajo (​Sandoval,​ 2021).

El siguiente problema es la falta de acceso a trabajo formal, de acuerdo con la Iniciativa Spotlight de ONU Mujeres, 6 de cada 10 mujeres de la PEA no pueden acceder al sector formal. En el caso del trabajo doméstico, el cual es la fuente principal de ingresos de muchas mujeres mexicanas, 99.2% de las trabajadoras del hogar no cuenta con un contrato escrito que especifique sus actividades, duración de la jornada, prestaciones y vacaciones (​Arias, 2​020). Por la falta de regulación, las trabajadoras del hogar caen en el sector informal y específicamente en una posición extremadamente vulnerable a causa de la intersección de la esfera pública, que vendría siendo su empleo, y la esfera privada, su lugar de trabajo en una casa ajena donde, sin ninguna protección estatal ni regulación, abusos físicos, económicos, emocionales y hasta sexuales quedan impunes por la característica privada del área donde laboran.

Finalmente no podemos dejar de lado el rol de la educación con la empleabilidad formal. De acuerdo con Carbajal Zúñiga, tener algún grado de educación aumenta la probabilidad de estar en el sector formal. En los resultados de su investigación se encontró que entre mayor sea el grado de educación aumenta la probabilidad de estar en el sector formal. De acuerdo con las características educativas de la población del INEGI, el 49.3% de la población mexicana de 15 años y más cuenta con educación básica, el 24.0% con media superior, el 21.6% con superior, 4.9% sin escolaridad y 0.2% no tiene educación especificada.

El acceso a la educación se refleja en el acceso al trabajo formal, realidad preocupante al ver que más de la mitad de la población mexicana no cuenta con educación superior. Al agregar el hecho de que las mujeres mexicanas tienen más probabilidades de ver su educación interrumpida deja ver la interseccionalidad del problema. A largo plazo, la informalidad deja a un sinfín de mujeres en la PEA sin ninguna protección a sus derechos sociales, ningún seguro para el futuro y una mayor vulnerabilidad frente a los hombres pues, como se vio durante el 2020, las primeras personas en ser despedidas son las mujeres. El acceso al trabajo formal, así como la regulación del informal, resultan acciones urgentes para más de la mitad de las mujeres mexicanas económicamente activas, a fin de tener una vida laboral digna y un futuro económico asegurado.

Referencias

Arias, S. (2020). ​Heroínas, las mujeres en el contexto de COVID-19: Mujeres en el sector informal.​ ONU Mujeres México. Recuperado de: https://mexico.unwomen.org/es/noticias-y-eventos/articulos/2020/06/heroinas-covid19/h 6-mujeres-en-el-sector-informal

INEGI. (2020). RESULTADOS DE LA ENCUESTA NACIONAL DE OCUPACIÓN Y EMPLEO (NUEVA EDICIÓN) (ENOE) CIFRAS OPORTUNAS DE NOVIEMBRE DE 2020. ​INEGI.​ Recuperado de: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2020/iooe/iooe2020_12.pdf

INEGI. (2020). Características educativas de la población. INEGI. Recuperado de: https://www.inegi.org.mx/temas/educacion/

Carbajal Zúñiga, A. (2011). Efecto de la escolaridad sobre el sector formal e informal y las finanzas públicas de México. ​Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública.​ Recuperado de: https://repositorio.tec.mx/bitstream/handle/11285/629312/33068001100456.pdf?sequenc e=1&isAllowed=y

OCDE. (2020). Inclusión en el mercado laboral. ​OCDE: Mexico Policy Brief.​ Recuperado de: https://www.oecd.org/policy-briefs/Policy-Brief-Mexico-Labour-market-inclusion-ES.pdf

OIT, 2014, “Capítulo 5: Transición de la economía informal a la economía formal, Documento de trabajo de la OIT, 6p. http://forointernacionalempleoyproteccionsocial.stps.gob.mx/Sitio/FichasTecnicasOIT/CINC O.pdf

Ruiz & Monroy, M. (2020). Las mujeres con un trabajo informal en tiempos de COVID-19. Animal Político. R​ ecuperado de: https://www.animalpolitico.com/simetria-datos-con-rostro/las-mujeres-con-un-trabajo-info rmal-en-tiempos-de-covid-19/

Sandoval, A.I. (2021). ​La trampa de la informalidad laboral en jóvenes y mujeres. ​Animal Político. Recuperado de: https://www.animalpolitico.com/mexico-como-vamos/la-trampa-de-la-informalidad-laboral -en-jovenes-y-mujeres/

Las opiniones aquí vertidas son exclusivas de su autor/autora, y no representan la ideología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, ni del Consejo Editorial de la Gaceta Económica.

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