La crisis energética compartida

«Las causas de esta crisis en ambos países tiene como origen la mala planeación en la política energética que tuvo un resultado desastroso para los consumidores»

Salvador Iturbide Rojas Estudiante de Economía 9° Semestre.

Este año parece que surge otra crisis, además de la crisis sanitaria y económica en curso causada por la pandemia del COVID-19, pero esta vez el origen no fue inesperado. Los recientes cortes de electricidad que dejaron a millones de personas en varias regiones de Estados Unidos y México sin luz evidencian la vulnerabilidad del servicio eléctrico ante condiciones climáticas adversas y la mala planeación en ambos lados de la frontera.

Una feroz y rara tormenta invernal ocasionó daños en centrales de energía abastecidos por gas natural y carbón, las turbinas de viento de energía eólica quedaron congeladas e inservibles y el agotamiento de los suministros de gas causó el aumento de los precios a sus niveles altos en meses. Como consecuencia, más de 2 millones de personas en Texas se quedaron sin electricidad y sin servicios públicos como agua potable, calefacción y transporte.

En México la historia fue similar, nevadas en el norte y temperaturas congelantes en otras partes del país causaron la paralización de centrales de energía y más de 3 millones de personas, según datos oficiales, se quedaron sin electricidad en 26 entidades de la república y caos en la vida cotidiana.

Las respuestas a la crisis energética no se hicieron esperar, el Gobernador de Texas, Greg Abott ordenó la paralización del cobro de facturas del servicio eléctrico y la prohibición temporal de la exportación de gas natural de ese estado. En México, el Presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó el retorno del servicio a la compañía estatal CFE (Comisión Federal de Electricidad) y se utilizaron las presas para proveer de electricidad, aunque no es la función principal de estas instalaciones.

Sin embargo, la medida del gobernador Abott ofreció al Presidente López Obrador la oportunidad de impedir la competencia en provisión de energía eléctrica para favorecer a las empresas bajo control del Gobierno con la justificación de un discurso trasnochado de nacionalismo como describe en su artículo Mary Anastasia O´Grady del Wall Street Journal.

Las causas de esta crisis en ambos países tiene como origen la mala planeación en la política energética que tuvo un resultado desastroso para los consumidores. En Texas, prevalece un mercado en la generación, transmisión y comercialización de energía eléctrica por parte de empresas privadas. No obstante, en ese lugar tuvo muy poca capacidad de almacenamiento y por su red de transmisión independiente fue imposible importar la electricidad de otros sitios de Estados Unidos.

Pero la intervención de las autoridades de Texas agravó la situación, la Comisión de Servicios Públicos de Texas tomó la decisión de deshacerse de la asignación de precios por el mercado y en su lugar impuso una tarifa de $ 9,000.00 dólares por Megawatt/hora (cantidad de energía producida durante un periodo de tiempo) a las compañías generadoras de electricidad de un precio de $ 1,200.00 dólares, para «armonizar» la oferta y demanda del servicio. Esta medida ocasionó más apagones y facturas impagables a las empresas y hogares que ocasionó protestas de los consumidores, críticas a las empresas de electricidad y a la renuncia de los comisionados de la agencia reguladora ERCOT.

En México, una serie de errores cometidos por el Gobierno también contribuyeron al caos en el servicio. La producción de gas natural por PEMEX se ha reducido de forma constante de 7,031 millones de pies cúbicos diarios en 2009 a 4,852 millones de pies cúbicos en 2020, la decisión de CFE de no comprar gas natural por el aumento de precios, los obstáculos a la inversión privada en energía y la falta de almacenamiento de gas natural para minimizar el daño.

La intervención de las autoridades incluso causó más daño que la propia tormenta. El CENACE (Centro Nacional para el Control de Energía) hizo cortes «programados» de electricidad durante una semana de 18:00 a 23:00 horas en diversas regiones, esta medida ocasionó daños a empresas como en Ciudad Juárez, donde reportaron pérdidas por 60 millones de dólares diarios por los apagones y el desabasto de gas. Ahora una reforma impuesta por Presidencia y avalada por la Cámara de Diputados ocasionará la pérdida de bienestar a las personas. Esta iniciativa consiste en devolver el monopolio de la generación de energía a la CFE con base en carbón y combustóleo en perjuicio del gas y energías renovables producidas por la iniciativa privada.

Estos apagones reflejan un problema compartido, pero también un deterioro del servicio de electricidad y la falta de inversión para mantenimiento y modernización. El futuro está a la vista con los potenciales yacimientos de gas y las energías renovables como un camino hacia un mejor servicio para los consumidores mexicanos. Sin embargo, estos esfuerzos serán inútiles si el Presidente impide la participación del sector privado y la adopción de nuevas tecnologías para lograr la eficiencia en un servicio esencial en la vida cotidiana. En estas circunstancias, una de las principales prioridades en la relación bilateral de México con Estados Unidos debería ser la energía, debido a su impacto ambiental, económico y social que tiene en la sociedad de ambos países.  

IMAGEN: Omar Vega, Dallas Morning News.

Las opiniones aquí expresadas son exclusivas de su autor/autora y no representan la ideología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del mismo, el Departamento de Economía, así como a la Sociedad de Alumnos de Licenciado en Economía.

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