Acordeón o marimba: desigualdad norte-sur en México

Los desencuentros recientes entre estados del norte y el sur evidencian la histórica disparidad geográfico-económica entre latitudes del país, misma que impide la creación de estrategias contundentes en materia de movilidad social.
Ricardo Sebastián Nieto González Estudiante de 9º semestre de Ingeniería Física Industrial

A mediados de septiembre de este año, los gobernadores de 10 entidades federativas del norte y centro del país, todos de partidos de oposición, anunciaron su salida de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO) para formar un nuevo cuerpo de colaboración, la Alianza Federalista. Esta iniciativa, en desarrollo desde abril con la creación del frente de los gobernadores del noreste (Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas) como respuesta a las tambaleantes medidas contra la pandemia emitidas por el gabinete presidencial, ha capturado la atención no sólo de las esferas políticas, sino de la misma sociedad mexicana. Apenas aparecieron los primeros encabezados sobre el nuevo bloque interestatal, usuarios de redes sociales convirtieron el #Nortexit, la creación de una República de México del Norte, en tendencia nacional. Ya en 2017 el término había empezado a tener presencia en línea, e incluso en el ámbito público basta recordar el infame tuit de Gabriel Quadri el año pasado:  «Si México no tuviera que cargar con Guerrero, Oaxaca y Chiapas, sería […] potencia emergente». Casos como estos, más que meros deslices de retórica catalana, evidencian el histórico desencuentro norte-sur fruto de una disparidad geográfico-económica inamovible en la realidad nacional, misma que impide la creación de estrategias contundentes en materia de movilidad social. 

La apertura de la economía mexicana a libre mercado con Estados Unidos ha llevado a académicos como Ricardo Raphael del CIDE (2016), a aventurar la idea de una nueva región económica, una borderland que va de Kentucky a Querétaro y que ofrece oportunidades de crecimiento únicas para ambos lados de la frontera. No obstante, los estados en la periferia de esta esfera, por su distanciamiento, falta de infraestructura y capital humano capacitado, se han visto privados de participar en el ciclo virtuoso que esta relación representa (Moy, 2018). Más allá de la lejanía con las principales zonas productivas – la frontera, el Bajío, el Valle de México – la misma geografía del sur mexicano implica una desventaja inicial para cualquier proyecto de desarrollo: la convergencia de las Sierras Madre en el Istmo de Tehuantepec, junto con la inaccesible selva chiapaneca donde resquebrajan los territorios de los estados más marginados del país y terminan por formar microrregiones aisladas imposibles de unificar bajo un esquema de protección común. 

La frontera invisible entre latitudes del país ha condicionado las posibilidades del individuo según su lugar de origen, resultando en una economía que trabaja a dos velocidades. Sólo de 2013 a 2017, las regiones norte y bajío tuvieron un crecimiento promedio de 3.3%, 3 veces mayor al de la zona sur (Moy, 2018).  Salir de la pobreza es 3 veces más probable para alguien que vive en la región norte, donde la percepción de inequidad en oportunidades es casi 40% menor que la media nacional (CEEY, 2019). El salario promedio en Nuevo León ($7,371) es casi dos veces el de Chiapas ($3,708) y, al contrastar censos sobre indicadores de bienestar como acceso a seguridad social, nivel de escolaridad e infraestructura educativa, existe un marcado gradiente que favorece a los estados del norte (COLMEX, 2018).

La compensación de estas diferencias es quizá el punto de mayor controversia en la relación norte-sur. En 2016, sólo cuatro estados, dos de ellos del norte, aportaron el 69.9% de los impuestos recaudados por el gobierno, recibiendo poco menos de una cuarta parte de las participaciones, mientras que los 16 estados con menos recaudaciones recibieron el 28% (Meléndez, 2016). Estas medidas de redistribución de la riqueza han demostrado una enorme ineficiencia a raíz de la corrupción y el mal manejo de recursos, con un coeficiente de GINI prácticamente idéntico después de impuestos (OCDE, 2009). Este fallo sistémico, aunado a la concentración histórica de recursos e influencias en el Valle de México, y en el sexenio actual, en proyectos de desarrollo al sur del país a expensas del apoyo a las empresas del norte, han cimentado el rencor y el distanciamiento regional en que el anhelo de dos Méxicos ha podido encontrar suelo fértil. 

El aumento en la desigualdad es una realidad inherente al proceso de globalización que, de no afrontarse con un correcto planteamiento político y económico, puede convertirse en línea de falla para la estabilidad de la nación. La fortuna geográfica del norte de México ha permitido un desarrollo económico cuyas bondades aún no logran permear hasta las regiones más desventajadas del territorio. La confrontación a escala política por demás incitada por la administración actual, si bien sin alcanzar nunca tintes separatistas, ha terminado por exacerbar el distanciamiento entre regiones del país en la psique popular. En un panorama ya dado por sentado y que ha dado pie a resentimientos sociales y políticos, es imperante abogar por políticas de integración que lleven no sólo al crecimiento de un sur ansioso de ver su riqueza natural y social potenciada en el mercado internacional, sino al reconocimiento e incentivo de un norte emprendedor y capaz de ser punta de lanza en la creación de un proyecto de nación unido y próspero. 

Crédito de la imagen:

https://unsplash.com/photos/vQBzvWBFhrI

Referencias

Centro de Estudios Espinosa Yglesias (2019) Informe Movilidad Social en México 2019. Hacia la igualdad regional de oportunidades. Ciudad de México, México: Centro de Estudios Espinosa Yglesias.

El Colegio de México (2018) Desigualdades en México 2018. Ciudad de México, México: El Colegio de México, Red de Estudios sobre Desigualdades.

Meléndez, K. (2016) Redistribución de impuestos en las entidades federativas. Centro de Investigación Económica y Presupuestaria. Recuperado de: https://ciep.mx/redistribucion-de-impuestos-en-las-entidades-federativas/

Moy, V. (2018). Desigualdad: la herencia regional. Nexos. Recuperado de: https://www.nexos.com.mx/?p=38328

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (2009) Disminución del índice GINI en México después de la transferencia de impuestos. Recuperado de:https://www.oecd.org/centrodemexico/15disminuciondelindiceginienmexicodespuesdelatransferenciadeimpuestos.htm

Raphael, R. (2016) Dilemas de equidad, inclusión y no discriminación. Seminario continuo sobre desigualdad en México. Instituto Belisario Domínguez. Recuperado de: http://bibliodigitalibd.senado.gob.mx/bitstream/handle/123456789/3009/relat oria_mesa2sesion2.pdf?sequence=4&isAllowed=y

Las opiniones aquí expresadas son exclusivas de su autor/autora y no representan la ideología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del mismo, el Departamento de Economía, así como a la Sociedad de Alumnos de Licenciado en Economía.

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