El pasado 01 de octubre la Cámara de Diputados aprobó la extinción de más de 100 fideicomisos públicos. Desaparecer estos fideicomisos es otorgarle más poder al Gobierno Federal para decidir a dónde van todos esos recursos.

«Los investigadores van a seguir recibiendo sus apoyos, los artistas, escritores, intelectuales que recibían sus becas, lo mismo. Solo que vamos a hacer una revisión para que se pueda saber a ciencia cierta si esas personas son las que deben recibir el apoyo y que se entregue de manera directa. Se llegó a un punto en el que estaban (los fideicomisos) fuera de control». Así declaró en su conferencia matutina el Presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el tema de la extinción de los fideicomisos públicos. El fideicomiso es un contrato en el que una persona entrega títulos de activos a otros para que los usen a beneficio propio cumplido un plazo o condición.
Desde ya varios meses atrás se venía avistando la alta probabilidad de que el Gobierno utilizará recursos de los fideicomisos públicos, en su momento se hizo revuelo con el FIDECINE cuando múltiples actores, directores y personajes influyentes del medio artístico solicitaron que no se extinguiera este importante fondo que apoyaba la industria cinematográfica nacional. Sin embargo, esto no fue suficiente para que el 01 de octubre, ya que fue aprobado por una comisión de la Cámara de Diputados la extinción de 109 fideicomisos entre los cuales figuran el fondo internacional de ciencia y tecnología, fondo sectorial CONACYT – Secretaria (Ministerio) de Energía, fondo de desastres naturales, etc.
Con la extinción de estos fondos se prevé que se destinen aproximadamente de más de 68 mil millones de pesos al combate de la pandemia, una de las principales razones por la cual se está llevando a cabo todo esto, pero en el documento que pasó en la Cámara de Diputados, múltiples expertos en el campo de las leyes señalan que no se especifica, ni es claro el destino o el uso que se dará a todos estos fondos y se corre el riesgo de que estos no lleguen a ser auditables. O sea, que nosotros no podemos saber en qué se usan.
Traemos al análisis la frase del Presidente donde dice «vamos a darle los recursos directamente a los beneficiarios para evitar la corrupción», debido a que no es la primera vez que se usa desde Palacio Nacional, en otras ocasiones se ha escuchado en distintos temas, pero es pertinente ver en qué rubros y los resultados que tiene en otorgar los recursos directamente a los beneficiarios.
En primer lugar, es bastante válido y necesario que la actual administración quiera combatir la corrupción, ese fue uno de sus lemas de campaña, aunque parece que mucho de esto se queda en el puro lema y no en las acciones. Ya tuvimos algunos escenarios parecidos donde por combatir la corrupción y dar directamente los apoyos a los beneficiarios existen múltiples inconsistencias, baja efectividad y hasta fraudes.
Está por ejemplo, al inicio del Gobierno el combate al «huachicol» (robo de combustible), donde se dice que compraron múltiples pipas para transportar gasolina y evitar su robo, pero aún no se sabe si se compraron estas pipas, y si se comprobaron no se sabe a que costo. También están los casos de las guarderías y los apoyos para las mamás que trabajan, donde se han encontrado inconsistencias en el padrón de beneficiarios e inexactitudes en los destinos de los fondos.
Un último ejemplo para esta columna, porque hay muchos más, está el caso de uno de los problemas sociales estrella de AMLO que es el programa de pensión para el bienestar de adultos mayores, en donde se tenían inconsistencias en los pagos, ya que se hizo un pago de 593 millones de pesos en este año a personas a las que no se les puede comprobar, todo esto según una auditoria de la Secretaría (Ministerio) de la Función Pública, donde deja en evidencia que mucho de este lema, de facilitar la llegada de los fondos directamente a las personas acabaría con la corrupción es otra promesa de campaña.
Desaparecer estos fideicomisos es otorgarle más poder al Gobierno Federal para decidir a dónde van todos esos recursos. Como ciudadanos debemos recordar que esos recursos son nuestros, en nuestra vida diaria al comprar algo en la tienda contribuimos a la recaudación de todos esos recursos, así mismo debemos exigir al gobierno que cumpla con su papel de una correcta distribución y uso de estos mismos recursos en ámbito de política pública. Estos fondos se diseñaron para ser usados para el pueblo, que en gobiernos anteriores puede que sí se hayan usado de manera equivocada o que existieron actos de corrupción, pero no significa que se tengan que extinguir, se pueden reformar si eso es lo que se necesita o se pone a funcionarios más capaces y honestos a manejar estos instrumentos. Aún no es del todo definitivo la extinción de los fondos, ya que aún tiene que pasar por la Cámara de Senadores y se discuta su aprobación o negación.
Desaparecer estos fideicomisos es otorgarle más poder al Gobierno Federal para decidir a dónde van todos esos recursos. Como ciudadanos debemos recordar que esos recursos son nuestros, en nuestra vida diaria al comprar algo en la tienda contribuimos a la recaudación de todos esos recursos, así mismo debemos exigir al gobierno que cumpla con su papel de una correcta distribución y uso de estos mismos recursos en ámbito de política pública.
Estos fondos se diseñaron para ser usados para el pueblo, que en gobiernos anteriores puede que sí se hayan usado de manera equivocada o que existieron actos de corrupción, pero no significa que se tengan que extinguir, se pueden reformar si eso es lo que se necesita o se pone a funcionarios más capaces y honestos a manejar estos instrumentos. Aún no es del todo definitivo la extinción de los fondos, ya que aún tiene que pasar por la Cámara de Senadores y se discuta su aprobación o negación.
Un fondo, en específico, que en este momento es motivo de preocupación para el País que haya desaparecido es el FONDEN (Fondo Nacional de Desastres Naturales), ya que al momento de escribir esta columna, la tormenta tropical Delta rodea las costas de Quintana Roo, pero para cuando se publique esta columna puede que haya tocado tierra, y la evidente falta de efectividad de acción en esta administración en momentos de crisis de cualquier tipo aumenta la alerta y empeora la situación más que ayudar a la población, por falta de sensatez en la administración de fondos públicos.
Nota del editor: El huracán «Delta» de categoría 4 pasó a las costas de la Península de Yucatán en México el día 07 de octubre y el 06 de octubre la Cámara de Diputados aprobó de forma oficial la extinción de 109 fideicomisos. Los acontecimientos sucedieron con anterioridad a la publicación del texto del autor.
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Las opiniones aquí expresadas son exclusivas de su autor/autora y no representan la ideología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del mismo, el Departamento de Economía, así como a la Sociedad de Alumnos de Licenciado en Economía.