Los gobiernos se enfrentan a la dicotomía de impulsar un mercado laboral flexible, que permita que la creación de empleos y los despidos se adecuen a las fluctuaciones de la economía, o bien un mercado laboral rígido, que involuntariamente genera trabas en la creación de futuros empleos pero que protege al trabajador en el corto plazo.

Estudiante de 4º semestre de Economía
Los tiempos de crisis siguen corriendo, las disminuciones de calificación crediticia tanto de México como de PEMEX sacuden aún más a la economía mexicana. Entretanto seguimos a la espera de una estrategia económica emitida por el gobierno federal que esté debidamente estructurada y enfocada en lo causado por esta crisis: un nunca antes visto shock de oferta. Un fenómeno que implica un desplome en la capacidad productiva mientras que se disminuye la oferta en gran manera. Si bien las autoridades han manifestado ciertas medidas, estas no atacan de manera concreta las problemáticas generadas por el coronavirus: falta de solvencia de las empresas, desempleo, escasez de ciertos productos, entre otras. La Secretaría de Hacienda se ha manifestado tímidamente, y el gobierno federal se niega a realizar apoyos fiscales a las empresas mediante la reducción de impuestos. Una problemática sobre la que sí se han manifestado tanto López Obrador en sus conferencias matutinas como Marcelo Ebrard, es la de los despidos de trabajadores, siendo el mercado laboral un tema que debe generar preocupación. Los gobiernos se enfrentan a la dicotomía de impulsar un mercado laboral flexible, que permita que la creación de empleos y los despidos se adecuen a las fluctuaciones de la economía, o bien un mercado laboral rígido, que involuntariamente genera trabas en la creación de futuros empleos pero que protege al trabajador en el corto plazo.
A simple vista, la elección óptima es proteger al trabajador. Sin embargo, la decisión no es tan sencilla, ya que la rigidez del mercado laboral podría tener implicancias negativas para el trabajador en el mediano plazo (o cuando sea que acabe la crisis sanitaria), por lo que se deben analizar con cautela ambas posturas, al tomar en cuenta el contexto económico del país sobre el que se tomará la decisión.
Para argumentar en favor de un mercado laboral flexible es debido señalar, pese a que parezca un tanto evidente, que a pesar contribuir el 52% del PIB y de generar el 72% del empleo formal (según datos del INEGI), las pequeñas y medianas empresas son las menos capaces de sobrevivir a la crisis. Obligar a las PyMEs a no despedir trabajadores siendo que les es completamente imposible pagar sueldos, agudizará la situación de estas empresas, llevándolas a un endeudamiento insostenible si no es que a la quiebra. Una vez pasada la crisis sanitaria, muchas empresas habrán dejado de existir, por lo que evidentemente despedirán a su fuerza de trabajo y no generarán empleos, mientras que las que sí logren subsistir no serán capaces de generar empleo ya que el nivel de endeudamiento en el que se vieron sumergidas por no poder realizar despidos no les permitirá invertir, e incluso podrían acabar disminuyendo puestos de trabajo. El recién electo presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, mencionó que “gravar el capital es amputar la posibilidad de los que van a hacer fuerza en la salida de la crisis”. De la misma forma, ahogar a las PyMEs con un mercado laboral inflexible podría amputar la capacidad de las mismas de generar trabajo una vez terminada la contingencia. Las empresas no se podrían recuperar de forma rápida y la economía tardaría aún más en reactivarse. Henry Hazlitt, destacado economista y filósofo estadounidense, de manera muy acertada afirmó que “el arte de la economía consiste en considerar los efectos más remotos de cualquier acto o política, y no meramente sus consecuencias inmediatas; en calcular las repercusiones de tal política no sobre un grupo, sino sobre todos los sectores”. Evitar los despidos es una política positiva para los trabajadores en el corto plazo, pero se ignoran las consecuencias de mediano y largo plazo que esta decisión tendrá sobre el nivel de empleo.
De la misma forma, existen válidos argumentos en favor de un mercado laboral rígido en tiempos de crisis, siendo el más evidente la protección económica al trabajador, argumento que para muchas personas y gobiernos es suficiente para decantarse por aplicar un estricto control al mercado laboral. Los demás argumentos se deben más al contexto económico y social mexicano que al funcionamiento de los mercados laborales en sí. Lamentablemente, en México (y el resto de Latinoamérica) los trabajadores no tienen un respaldo económico para sobrellevar situaciones imprevistas, como lo es una pandemia. Es decir, no cuentan con ahorros. Esto podría deberse a distintos motivos: salarios que solo alcanzan para lo justo, empleo informal que provoca que las personas vivan con sus ingresos del día, una deficiente educación financiera que no instruye este hábito, entre otros. Cualesquiera sean los motivos, por el contexto se vuelve muy difícil flexibilizar el mercado laboral mexicano, y en este momento lo adecuado parece ser llevar un control centralizado del mercado laboral.
Es posible que puedan existir alternativas en un punto intermedio, como ser la flexibilidad para las empresas que no tienen solvencia y una mayor rigidez para las empresas grandes que sí tienen la capacidad de preservar empleos, impulsando acuerdos entre trabajador y empleador. Permito al lector generar su propio criterio al respecto, ya que es evidente que la decisión no es sencilla y las implicaciones económicas son muy grandes.
Referencias
- https://blogs.elconfidencial.com/economia/laissez-faire/2020-02-28/coronavirus-shock-oferta_2474011/
- https://www.libremercado.com/2012-02-12/juan-ramon-rallo-puede-una-reforma-laboral-crear-empleo-por-si-sola-63221/
- https://www.libertaddigital.com/opinion/juan-ramon-rallo/45-millones-de-razones-para-acabar-con-la-rigidez-laboral-57819/
- https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Salario-debe-pagarse-completo-pese-a-contingencia-sanitaria-20200331-0025.html
- Hazlitt, H. (1946). Economía en una lección.
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