No va a ser la primera vez que las mujeres de un país deciden paralizarse. Desde principios del siglo XIX las mujeres del mundo han elegido este tipo de protestas para exigir sus derechos y pedir un alto a todo acto discriminatorio en cuestión de género.

Estudiante de 4º semestre de LEC
Conforme más nos acercamos al marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora (8 de marzo), más se ahonda en la conversación a través de redes sociales acerca del Paro Nacional en el cual participaremos gran parte de las mujeres del país el próximo 9 de marzo; así sean madres, profesionistas o estudiantes.
“Un día sin nosotras” (también conocido como “El nueve ninguna se mueve”) es una propuesta del colectivo feminista veracruzano Brujas del Mar que incita a las mujeres a abstenerse de sus funciones laborales y desentenderse de sus responsabilidades domésticas. Esta iniciativa nació como respuesta ante los crecientes índices de feminicidios y la existencia de impunidad hacia los agresores, la cual permite que esta situación se impregne cada vez más en nuestra cotidianeidad. Después de la viralización del paro en redes, fue cuestión de días para que instituciones públicas y privadas, universidades y entes gubernamentales se solidarizaran con la causa para que esta propuesta fuese llevada a escala nacional.
No va a ser la primera vez que las mujeres de un país deciden paralizarse. Desde principios del siglo XIX las mujeres del mundo han elegido este tipo de protestas para exigir sus derechos y pedir un alto a todo acto discriminatorio en cuestión de género. Polonia, Islandia, Argentina y Estados Unidos son ejemplos recientes de cómo las mujeres se han unido para abogar por justicia y libertad; así sea para protestar acerca de los comentarios del presidente (Estados Unidos, 2017) o para exigir mayor representación en el gobierno (Islandia, 1975).
Resulta lógico y sencillo enumerar las repercusiones económicas que tendrá “Un día sin nosotras” en la economía mexicana. Hoy en día, según el INEGI, las mujeres conforman el 40% de la fuerza laboral, el 77% de la fuerza laboral no remunerada y el 54% del total de la carga de trabajo. Considerando solamente a las mujeres ocupadas del país, el mercado nacional prescindiría del 40% de la generación monetaria; monto que asciende a los 25,744 millones de pesos de acuerdo al periódico El Universal. Asimismo, dado que México cuenta con una de las brechas más extensas con respecto al trabajo no remunerado, la situación se agrava al tratar de visibilizar y monetizar este fenómeno. Tomando en cuenta solamente el tiempo invertido en labores domésticas, la mujer mexicana se sitúa en el segundo lugar de la lista “Fanáticas de la limpieza” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) dedicando 373 minutos diarios a tareas domésticas. Por todo esto, que las mujeres desistan de sus labores cotidianas en el ámbito laboral y doméstico representaría una pérdida que alcanza los 37,000 millones de pesos diarios.
No obstante, el “boycott” económico no es el objetivo de protesta. No se trata de que nos valoren porque resultamos necesarias en las operaciones de negocios del día a día; no se trata de que se den cuenta que sin nosotras no hay maestras (porcentaje mayoritario en cuestión de docentes a nivel nacional), que sin nosotras el sector comercial se derrumba (53% del personal comercial son mujeres según el INEGI) o que sin nosotras ellos deberán asumir la doble jornada laboral. No, el objetivo del paro del 9 de marzo es empatizar y visibilizar la situación crítica de violencia de género que se vive en México. El 9 de marzo las mujeres de México paramos porque al menos 10 niñas y mujeres son asesinadas cada día en nuestro país por razones de género y el delito de feminicidio sigue sin estar tipificado en cada estado de la república.
Me rehúso a pensar que vivo en un país más cercano a la utopía futurista que a un trato igualitario. Entonces, el próximo 9 de marzo usemos este día para reflexionar nuestro rol en la cadena de violencia de género del país; utilicemos este día como manera de expresar nuestra indignación y encaminar el diálogo hacia soluciones sostenibles y protocolos de género que aboguen en pro de las mujeres. Empleemos este día para preocuparse por las mujeres asesinadas y no por las paredes rayadas.
El 9 paramos en forma de protesta, porque ayer les sucedió a ellas, porque les sucede a 10 mujeres día tras día y porque hasta ahora nada nos exenta de que mañana nos suceda a nosotras.
Las opiniones aquí expresadas son exclusivas de su autor/autora y no representan la ideología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del mismo, el Departamento de Economía, así como a la Sociedad de Alumnos de Licenciado en Economía.